Agustín de Hipona, SAN AGUSTÍN.


Agustín nació en 354 en Tagaste (hoy, Argelia) donde realizó sus primeros estudios. Finalizados éstos se trasladó a Madaura y Cartago, donde enseño retórica y simpatizó con los maniqueistas. La lectura de la obra de Cicerón le orientó hacia inquietudes filosóficas y a la búsqueda de la sabiduría. Esta búsqueda, sumado a su interés por la retórica, lo llevó a viajar a Milán para escuchar los sermones de San Ambrosio, muy conocido por su condición para el arte de la oratoria. Este hecho, sumado a la influencia que había recibido del neoplatonismo de Plotino, lo llevaron a convertirse al cristianismo. En 388 retornó a Tagaste para difundir la nueva doctrina. Luego fue ordenado sacerdote para más tarde ser consagrado Obispo de Hipona. Allí residió en una casa rodeada por un jardín cerrado (forma de vivir que fue imitada durante toda la Edad Media)


Escribió muchísimas obras de carácter filosófico y teológico, que luego fueron la base del pensamiento cristiano durante prácticamente toda la Edad Media. Entre esas obras se destacan Las Confesiones y La Ciudad de Dios.


San Agustín se destaca por ser el primero en esbozar un sistema completo del pensamiento cristiano. Esta es una tarea que hace en defensa de la fe cristiana, tratando de llevar adelante una enseñanza de la misma. Su teoría fue luego adoptada por la Iglesia Católica como la doctrina oficial.


En Las Confesiones, San Agustín relata su evolución espiritual y se confiesa como un gran pecador en sus días de paganismo. Además hace su proclama a favor de la búsqueda de la sabiduría. En este libro, asegura que los planteos de Platón, los neoplatónicos y los maniqueos, aunque tienen una clara intención de búsqueda de la VERDAD, son incompletos y merecen ser completados a partir del Nuevo Testamento.
La Verdad, para él, es lo que permite al hombre alcanzar la felicidad, ya que La Verdad lo lleva a conocer la divinidad. Le preocupa entonces, cuáles van a ser los modos de conocer la Verdad. Así es que distingue tres tipos de conocimiento:
·         Conocimiento sensible: lo que captamos a través de nuestros sentidos, lo que implica deficiencias en el conocimiento. Sin embargo, aunque sea equívoco, es el punto de partida del conocimiento de la Verdad.
·         Conocimiento racional: el hombre hace una elaboración racional de lo que le aportan los sentidos, comparando los datos que éstos aportan con las ideas de la mente divida.
·         Conocimiento contemplativo: es el más alto grado de conocimiento, en tanto que se alcanza la contemplación de las IDEAS ETERNAS, tal cual son. Aquí no hay necesidad ni de la razón ni de los sentidos. Es el conocimiento de la sabiduría en sí. Sólo es posible alcanzarlo en el interior de cada hombre, ya que es la presencia de Dios en él. Así, se descubre la verdad y se alcanza la tranquilidad.


Este último modo de conocer supera ampliamente la capacidad humana. Por lo tanto, San Agustín considera que es el mismo DIOS quien ilumina la mente para que sea capaz de percibir lo inmutable. (TEORIA DE LA ILUMINACIÓN).


Vemos en todo este desarrollo teórico, que San Agustín tuvo una gran influencia de Platón; al punto tal que se dice que San Agustín “cristianizó” a Platón. Este no es el único aspecto en el que Platón influenció a San Agustín. Su teoría dualista del compuesto humano es muy semejante a la del pensador griego.


Para San Agustín, el ser humano es compuesto de dos elementos: alma y cuerpo. El alma es inmortal y está identificada con la razón. Esta razón propia del alma tiene dos niveles: superior e inferíos. La ratio superior es aquella que va a ser iluminada por Dios. El alma pertenece a la dimensión espiritual del hombre, mientras que el cuerpo, a su dimensión material o carnal. Esta falta de acuerdo entre alma y cuerpo es consecuencia del pecado original. Esto quiere decir que el cuerpo, carnal y pecador, domina sobre el alma. Esto trae como consecuencia la necesidad de la redención. Esto es así: el hombre reconoce que sólo en Dios encuentra felicidad, ésta felicidad está dada por el conocimiento de la verdad que sólo se adquiere a través de la Iluminación. Pero, como el hombre es pecador, necesita de la GRACIA de Dios para controlar su cuerpo. El Amor a Dios, entonces, es lo que le permite al hombre obrar bien.


Sin embargo, este hombre no es un ser aislado, sino que es parte de una comunidad. Esta comunidad, para San Agustín, está divida en dos categorías: los que aman a Dios y lo siguen, y los que no conocen o desprecian el amor de Dios. Esta división la explica en su libro LA CIUDAD DE DIOS. Su explicación lleva esta división a una interpretación de la HISTORIA DE LA HUMANIDAD, por lo que inaugura la filosofía de la historia. ¿En qué sentido? En el sentido de que los hombres que vivan según su espíritu habitarán la ciudad de Dios, mientras que los que vivan según su carne lo harán en la Ciudad Terrena.


A pesar de hablar sobre lo que pasará en el futuro, San Agustín no deja escapar el problema de la organización política y social en la tierra. Por eso, plantea que el origen de toda autoridad está en Dios y, por consiguiente, de él deriva todo el poder. Como la representante de Dios en la tierra es la Iglesia, ésta supera al Estado (Influencia que recibe, como sabemos, de San Ambrosio). Su teoría política es la base del Cesaropapismo (el Estado debe dejarse guiar por la Iglesia, porque es una organización basada en valores espirituales, y, por lo tanto, más perfecta.)


Vemos, entonces, la forma en que Dios está presente en toda la teoría de San Agustín. Tanto en el interior del hombre como en el desarrollo y fin de la historia, Dios es el fundamento de toda su teoría teológico-filosófica.
Dios es el creador de todo lo que existe y el mundo es la manifestación de la perfección divina. Sin embargo, hay aspectos del mundo que parecen negativos y que serían contrarios a esa perfección. Estas cosas malas, para San Agustín, no son una creación divina. Son, simplemente, la privación o carencia de la presencia de Dios. Es decir que el mal no existe por sí mismo, sino como ausencia de Dios. El mal se introdujo en el mundo, entonces, como fruto del pecado original, es decir, por un acto de voluntad libre de los hombres. El mal, así, es responsabilidad de los hombres en tanto que se alejaron de la luz divina.




ACTIVIDAD:
Analicen las siguientes frases y relaciónenla con la siguiente pregunta: ¿Qué papel le atribuye San Agustín a la filosofía?
La sabiduría no es otra cosa que la medida del espíritu, es decir, la que nivela al espíritu para que no se extralimite ni se estreche…
¡Cómo ardía, Dios mío, cómo ardía en deseos de remontar el vuelo de las cosas terrenas hacia ti, sin que yo supiera que tú obrabas en mí! Porque en ti está la sabiduría. Y el amor a la sabiduría en griego tiene un nombre, que se dice FILOSOFÍA.
San Agustín en Confesiones.


LA POESÍA

Tan bella que ama a su ego,
Trágica, sucia y tibia.
Tan feroz que me mira desde lugares recónditos con esos ojos objetivos en el mundo subjetivo.
Por sus grietas, donde entra la pureza de mis palabras (Ella también entró por las grietas de la historia).
Ella se deja de mí, de la historia, del norte, de los Kollas de un lunfardo obsesionado en ser perfecto.
Y yo, un simple despojado, intento sacar tu jugo sobre el papel, pero sólo exprimo óxido en tus labios paspados. Y somos amantes en momentos nuevamente.
Estos textos inéditos que hay en mi alma,
Que no quieren salir, que vienen rellenos desde el  olvido, que son la sombra de los días, caen entre perdones y en la vaga memoria de mis libros.
Cerdos que me comen, cerdos que apagan el bandoneón de tu alma… conozco tu cuerpo, puerto y tu mar.
Ya por tu ojera agobiada, corre mi última lágrima de sal y PAFF
Ya nos veremos poesía… adiós.

Seguidores