Compartimos otro mito. Este es un bellísimo relato de Lucila Moreno que nos explica:


El por qué de las lágrimas en una angustia.

En lo más alto de la montaña, donde ningún ser mortal puede llegar, habitaban ellos, la pareja de dioses que controlaba absolutamente todo en la Tierra.

Relacious, dios de los lazos, y ella, Belleisa, diosa de la belleza.

Existían infinitos dioses, pero ninguno tenía tanto poder como ellos dos. Relacious controlaba cada relación de los seres humanos. Si un lazo, ya sea familiar, amistoso o amoroso, se quebraba, era un castigo directamente de él. Y si el señor lo sentía necesario, no había duda de que era merecido. Ella, en cambio, era la diosa de todo lo atractivo. Tenía la capacidad de seducir y convencer a cualquier ser. A ella se le rezaba cuando necesitaban algo. Ella conseguiría con sus encantos lo que la población deseara.

Relacious amaba profundamente a su esposa y era capaz de defenderla a muerte. La celaba con frecuencia y no permitía que dioses masculinos tuvieran contacto con ella. Se generaban varias discusiones cada vez que esto pasaba y él se alteraba terriblemente. Era lógico, estaba casado con la mujer más deseada del universo, todos querían su amor. O al menos todos caían bajo sus encantos.

Un día la pareja tuvo un banquete en el Olimpo para celebrar el cumpleaños de Patricio, el dios de la comunidad. Éste era un personaje muy importante en el reino de los dioses, él influenciaba la gente que dependía de todos ellos. Era muy atractivo, se decía que tuvo amores con cada diosa del Olimpo, incluso casadas. Belleisa lucía un hermoso vestido de algodón de nube que las hermanas Hadas del amor le habían obsequiado, nadie podía evitar girar a mirarla, y Patricio ya había puesto sus ojos en ella. Nada lo frenaría.

Comieron los dieciséis platos que constituían un banquete de lujo, el postre y bebieron champagne de estrella hasta que salió el sol. Patricio no dejó de mirarla y Relacious estuvo tan concentrado en contemplar la hermosura de su esposa, que no notó su mirada pretenciosa.

Belleisa pidió permiso para ir a tomar aire al jardín, mientras su marido terminaba la última mano de póker, y Patricio se acercó a platicarle. Le habló de muchas cosas, le contó todos sus logros, mencionó que poseía más de un millón de terrenos y paraísos, y la conquistó mencionando que amaría llenar su palacio de hijos. La bella dama, agobiada por las discusiones de pareja y sus ansias apagadas por su esposo de ser madre, se tentó y se dejó besar por el amo de casa. Relacious los vió en ese preciso instante y su corazón se desgarró. Le habían clavado una lanza en el pecho. La imagen le comía la cabeza. Sus ojos empezaron a deshacerse convirtiéndose en agua, agua que intentaría limpiar su alma.

Una vez que todo su cuerpo se encontraba convertido en agua cristalina, renació. Y pudo volver a vivir. Decidió perdonar a Belleisa luego de escuchar su explicación. Pero el dios ya había experimentado tal angustiante situación, y desde allí, cada relación pasó a tener sus momentos tristes en los que los integrantes se desarmarían con cada lágrima. Y una vez que éstas dejaran de fluir, el corazón se sentiría aliviado y con ganas de seguir.

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