Se viene la segunda publicación de un mito.

Juan y Mati nos explican cómo es que el hombre se hizo un ser mortal...

POR AHORA, NO TIENE TÍTULO

Era un tiempo en que tanto los dioses como los humanos, vivían juntos en el cielo y eran inmortales. El dios Héxos les había concedido esta virtud con una única condición, que nunca entren a la cueva prohibida del bosque.

Kratos era un humano muy aventurero y odiaba la rutina. Su vida consistía en salir a recorrer lugares desconocidos. También le encantaba pescar, lo hacía todos los domingos. El día anterior proponía su lugar de pesca, no le gustaba repetir siempre el mismo río. Esa noche, recostado en su cama, se puso a pensar a donde podía ir al día siguiente, y eligió el lago del bosque, ya que nunca había ido y hace rato estaba interesado en conocerlo. Despertó con mucha ansiedad, tomó la mochila y salió caminando rumbo al bosque. El día era hermoso, el cielo estaba despejado y el sol apenas acariciaba su piel. Llegó muy asombrado, el paisaje era extraordinario.

Dejó sus cosas junto a un árbol y en seguida arrojó el anzuelo al agua. Estaba muy calmo, el viento despeinaba levemente su cabello. Mientras esperaba atrapar a su presa se puso a observar a su alrededor y al dar media vuelta, vio una roca gigante que parecía tapar algo. Se acercó, movió la piedra con un palo y se encontró con una cueva oscura y escalofriante. Recordó que era la prohibición que le habían impuesto, comenzó a dudar y se preguntó: ¿Qué hay dentro?, ¿Por qué no podemos entrar?, ¿Nos estarán privando de algo? Vencido por su curiosidad, decidió entrar.

No se veía nada, había un olor muy fuerte y con cuidado avanzaba de a poquito.

Después de muchas horas de exploración, llegó al final de la horrible caverna sin encontrar nada. Fastidiado se pegó la vuelta y escuchó un fuerte sonido seguido de una luz que lo dejó ciego por unos segundos, hasta que logró abrir los ojos y se dio cuenta de que le apareció un dios, Cotoctoc, el padre de lo prohibido, que enfadado le gritó: has desobedecido las leyes de Héxos. Desde hoy eres condenado a llevarte la vida de los humanos para siempre, que serán exiliados en un nuevo mundo.

Desde entonces el hombre está condenado a vivir en ese mundo con un tiempo límite de vida.

López Juan Manuel
Vicentín Matías

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